Que regalo mas maravilloso ser madre, es un milagro de la vida, lo mejor que nos puede pasar a nosotras las mujeres. Nunca pensé, nunca me imaginé, lo maravilloso que era, la cantidad de sentimientos y emociones que nacen junto con nuestr@ bebe.
Siempre escuché decir cosas como: "los bebes son lo mejor, tu no sabes porque no eres madre, los hijos te cambian la vida, el amor por un hijo es inexplicable, entre otras". Todas frases que en realidad me hacían ruido en la cabeza pero carecían completamente de significado para mi, hasta ahora.
Postergue mucho la maternidad, de haber sabido que era tan mágico probablemente me hubiese atrevido antes, y si mi esposo no fuera padre probablemente tampoco lo seriamos aún, porque debo agradecerle a su hija quien despertó en mi el instinto maternal tan reprimido que tenía.
Mi percepción era tan distinta a la que tengo hoy, puedo decir que me separa un abismo entre lo que pensaba antes de ser madre y lo que pienso ahora. Antes yo pensaba que mi bebe iría a sala cuna a los 84 días como decía la ley, que yo seguiría con mi vida normal, trabajando como siempre y todo estaría muy bien.
La primera bendición fue que justo cuando entraba al día 82 de mi posnatal promulgaron la ley que lo extendía a 84 días más, la verdad es que claramente no estaba preparada para dejar a mi tesoro en una sala cuna, en ese momento sospeche que a los 168 días tampoco estaría lista, pero tendría 30 días mas a mi favor gracias a las vacaciones, y comencé la peregrinación por distintas salas cunas y empece a tomar contacto con mi lugar de trabajo para no entrar tan "perdida", intentaba convencerme que era lo mejor, que era el momento de desapegarnos con mi bebe la una de la otra, me repetía a mi misma que debía recuperar mi vida y en ese auto convencimiento salí a buscar trabajo, me fue bien, pero no valía la pena dejar expuesta a mi tesoro con desconocidos en un lugar desconocido para ambas. Lo mas lindo de todo es que mi esposo adorado se dio cuenta solito y me ofreció su apoyo y ayuda, así que aquí estoy dedicada 100 por ciento al cuidado de mi bebita hermosa aprendiendo día a día a ser mamá y también a ser dueña de casa, muy feliz.
Me siento realmente afortunada de tener la posibilidad de ver día a día como crece mi pequeña, el amor de mamá es realmente indescriptible e incomparable, miro a mi hija y se me arregla el mundo nada mas importa solo ella, ojala todas pudiéramos disfrutar así de nuestros tesoritos, bueno todas quienes quisiera ya que claramente no todas somos iguales.
Siempre escuché decir cosas como: "los bebes son lo mejor, tu no sabes porque no eres madre, los hijos te cambian la vida, el amor por un hijo es inexplicable, entre otras". Todas frases que en realidad me hacían ruido en la cabeza pero carecían completamente de significado para mi, hasta ahora.
Postergue mucho la maternidad, de haber sabido que era tan mágico probablemente me hubiese atrevido antes, y si mi esposo no fuera padre probablemente tampoco lo seriamos aún, porque debo agradecerle a su hija quien despertó en mi el instinto maternal tan reprimido que tenía.
Mi percepción era tan distinta a la que tengo hoy, puedo decir que me separa un abismo entre lo que pensaba antes de ser madre y lo que pienso ahora. Antes yo pensaba que mi bebe iría a sala cuna a los 84 días como decía la ley, que yo seguiría con mi vida normal, trabajando como siempre y todo estaría muy bien.
La primera bendición fue que justo cuando entraba al día 82 de mi posnatal promulgaron la ley que lo extendía a 84 días más, la verdad es que claramente no estaba preparada para dejar a mi tesoro en una sala cuna, en ese momento sospeche que a los 168 días tampoco estaría lista, pero tendría 30 días mas a mi favor gracias a las vacaciones, y comencé la peregrinación por distintas salas cunas y empece a tomar contacto con mi lugar de trabajo para no entrar tan "perdida", intentaba convencerme que era lo mejor, que era el momento de desapegarnos con mi bebe la una de la otra, me repetía a mi misma que debía recuperar mi vida y en ese auto convencimiento salí a buscar trabajo, me fue bien, pero no valía la pena dejar expuesta a mi tesoro con desconocidos en un lugar desconocido para ambas. Lo mas lindo de todo es que mi esposo adorado se dio cuenta solito y me ofreció su apoyo y ayuda, así que aquí estoy dedicada 100 por ciento al cuidado de mi bebita hermosa aprendiendo día a día a ser mamá y también a ser dueña de casa, muy feliz.
Me siento realmente afortunada de tener la posibilidad de ver día a día como crece mi pequeña, el amor de mamá es realmente indescriptible e incomparable, miro a mi hija y se me arregla el mundo nada mas importa solo ella, ojala todas pudiéramos disfrutar así de nuestros tesoritos, bueno todas quienes quisiera ya que claramente no todas somos iguales.
